La solución más simple que serviría para limitar y reducir los riesgos ferroviarios, es mediante el registro directo de los datos, pero cabría preguntarse por qué no se implementa, y por qué no se usa asiduamente. La mayoría de los países del mundo los exigen y poseen reglamentos y normas al respecto (y los usan). Otros países no los instalan y/o rehabilitan aludiendo falta de presupuesto o con el fin de evitar “controles”. Por fortuna, parte del parque ferroviario argentino ya posee los equipos instalados (locomotoras diesel, vagones eléctricos), pero también debe decirse que si los usan lo hacen mayoritariamente sólo como velocímetro, si aún funcionan y no fueron destruidos por vandalismo para evitar controles. Y siempre y cuando no hayan sufrido falta de mantenimiento. El registro de datos no sólo permitiría constatar las causas de un accidente, sino que además evitaría que el tren arranque si las puertas no están cerradas, la presión de freno no es suficiente o el conductor sufriera un desvanecimiento o indisposición. Sería loable rehabilitar y priorizar el funcionamiento de las “cajas negras” para contribuir a la seguridad del transporte.
Fuente : Clarin
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