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miércoles, 15 de mayo de 2013

Quejas por las demoras para sacar boleto con la tarjeta SUBE

Se trata de un problema que aún no encuentra una solución. Los vecinos señalan que las máquinas se rompen seguido y que tardan en arreglarlas. Así, las boleterías colapsan y la gente pierde trenes. A la hora de sacar boleto para viajar en el tren Roca, Daniela López (28) asegura que todo tiempo pasado fue mejor. Y lo dice apuntando a las máquinas expendedoras de la estación Lanús que, como ocurre bastante seguido, ese día estaban rotas. “Se forman unas colas interminables frente a la boletería y nadie hace nada. En total, pierdo más de un tren y llego tarde al trabajo. El otro día estuve 15 minutos para sacar el boleto”, sostiene.

No es la única enojada para sacar el boleto con la SUBE. En general los reclamos son por el mal funcionamiento de los tótems. La peor situación se da en la estación de Lanús, seguida de la de Avellaneda, donde hay mayores controles de boletos. En el resto de las paradas muchos suben sin pasaje.

En la estación de Lanús hay tres máquinas. Dos del lado Oeste y uno en el Este. Respecto a boleterías, hay una ventanilla en el Este y cuatro habilitadas en el Oeste. En cada acceso a los túneles y a los andenes, salvo los domingos o feriados, una nutrida barrera de empleados siempre está solicitando a la gente que muestre su pasaje.

Horacio Maldonado (52), de Chingolo, cuenta: “Si no tomo el tren a las 7.30 llego tarde al trabajo. Yo viajo hasta Constitución y las máquinas se rompen muy seguido”. El viernes pasado, en medio de la lluvia, Rita Espinoza cruzaba los dedos y le decía al Zonal: “Hoy funcionan bien. Yo vengo a las máquinas porque en las boleterías se junta más gente. El que no saca boletos va a que le carguen la SUBE y se tarda más”. A su lado, su amiga Ana se mostraba partidaria del abono para no perder tiempo en colas: “Trabajo en un shopping cuatro días seguidos. Hasta el año pasado compraba boleto de ida tanto acá como en Constitución. Después saqué ida y vuelta porque en Constitución perdía tiempo. Ahora elegí el abono: hago cola sólo una vez por mes”.

¿Las máquinas se rompen porque la gente no sabe usarlas o las maltrata? Un empleado de UGOFE, que prefiere no dar su nombre, explica: “Se tildan seguido. O se traba el papel. Y sólo nosotros podemos abrirlas. Es una pavada a veces el problema, pero no hay personal fijo en cada estación para arreglarlas”. Uno de los boleteros de Lanús, a cargo de controlar la evasión de pasajes, coincide: “En horas pico viene mucha gente y algunos no saben usar las máquinas. Se traban y nosotros debemos llamar para que las arreglen. Y hay una sola persona para toda la zona Sur. Mientras viene, la gente se enoja. Algunos quieren pasar sin sacar boleto, pero mi trabajo es dejar pasar al que tiene, aún en esas circunstancias”. No está claro de quién depende el mantenimiento de esos equipos. En UGOFE, la empresa a cargo del ferrocarril, informan que debe hacerlo la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), pero desde ADIF lo niegan: “UGOFE es la institución que se debe encargar del mantenimiento no sólo de las máquinas de boletos sino de todo el sistema ferroviario que operan. ADIF se encarga de planificar, remodelar y construir la infraestructura”, le dijeron al Zonal. Las más largas son, además, consecuencia de que en horas pico los controles para que el usuario viaje con boleto son rigurosos, mucho más que en otras estaciones. Avellaneda es otra estación donde en hora pico el malhumor manda cuando el tótem no funciona y las colas crecen. En otras estaciones la situación es distinta: en Escalada la evasión es alta, ya que hay poco control por los andenes conectados a los talleres que permiten un acceso a la Universidad de Lanús, donde diariamente cursan miles de alumnos que usan el tren. Es decir que si el único tótem de Escalada no funciona, rara vez sus dos boleterías colapsan. En el resto de la estaciones el panorama es similar: en Sarandí, Gerli y Villa Domínico hay un sólo tótem, pero como el flujo de pasajeros que circula por esas estaciones es escaso y hay poco control, no se registran tantas demoras. En Wilde, donde suele haber más gente, hay dos tótems, pero los controles tampoco son exhaustivos como en Lanús.



FUente : Clarin Avellaneda

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