En 2003 se vendían 5000 vehículos de dos ruedas por mes; en 2011, casi 60.000. El mal estado del transporte público en la Argentina tiene su contracara y su consecuencia en un sector que aparece como una alternativa de movilidad ágil, económica, y que en los últimos años batió récords de ventas. Se trata de la industria de las motos, que vive uno de los mejores momentos de su historia. Mientras que el número de pasajeros de trenes urbanos e interurbanos cayó en junio pasado un 18% y 11%, respectivamente, comparado con junio de 2010, los concesionarios de motos llegarán a fines de 2011 a 700.000 unidades, 140.000 más que el año pasado. No sólo eso, mientras que en 2003 se vendían 5000 motos por mes, el promedio mensual entre enero y julio de este año es de 59.343. Estas cifras, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara), son completadas por comentarios de los principales actores de esta última entidad, que, desde el jueves hasta ayer, se reunieron en esta ciudad para su 2a. Convención Anual. Gustavo Ogura, gerente general de Honda Motor de Argentina, precisa que el 60% de las unidades vendidas son cubs, las usadas para viajes cortos o para delivery. "Se las compra para ir al trabajo y a la universidad o para llevar los chicos al colegio. Son una solución cómoda en medio de calles saturadas", comenta el ejecutivo. Es en el interior donde la tendencia se plasma y donde, como dice el director general de Acara, Horacio Delorenzi, "la moto se transformó en un bien de familia, sustitutivo del transporte público". "La gente saca las cuentas", concluye Walter Steiner, presidente de Zanella. "Es más conveniente pagar la cuota de una moto, que arranca en $ 200, que abonar todo el mes el tren, el subte, el peaje o el estacionamiento del auto; y al final se queda con el rodado", comenta para explicar por qué las ventas subieron 500% desde 2006. Una industria nutrida por un target masculino muestra hoy que el 22% de las compras las hace la mujer. El auge desnuda una falla de infraestructura para absorber el aluvión. "Se lo considera un transporte menor y no tiene lugares para estacionar ni carriles exclusivos -se queja Pablo Hlebszevitshc, presidente de Yamaha-. Se descuida un vehículo que puede solucionar los males del transporte público." Para Dante Sica, economista de Abeceb la deficiencia del transporte tracciona las ventas de motos, sobre todo en el Norte, donde el clima y las distancias favorecen su uso. "No tanto en el Sur, donde las distancias son largas y el es clima más frío", dijo. El interior es más intensivo en el uso de motos porque, entre otras razones, tiene horario laboral cortado, de 8 a 12 y de 16 a 20. "Ya no son dos viajes hasta el lugar de trabajo, sino cuatro", explica Marcelo Meyer, presidente de La Emilia, fabricante de Motomel. Hay también un motivo económico: en el último lustro el precio de los motovehículos aumentó sólo el 35%, según Acara, mientras que la inflación de ese período fue de 150%, según datos privados. Algo que inquieta a los concesionarios, que ven cómo se les esfuma la rentabilidad. "Nos salva el volumen, pero los números se achican", lamenta Marcelo Dinitz, concesionario oficial de Honda. No es el único temor. Ogura advierte que cuando hay un boom de ventas aumenta la siniestralidad. "Hay que acompañar el crecimiento con prevención y educación", sugiere. Lejos de alcanzar su techo, que Acara estima llegará en 2014, con un millón de unidades vendidas, las motos son una solución para transportarse en calles cada vez más caóticas.
Fuente : La Nacion
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