A fines de marzo de 2006 hizo una visita a la Argentina Qian Xiaoqian, el viceministro de Comunicaciones chino. Durante una amigable comida en la Embajada de China, aledaña al Parque Sarmiento, Clarín aprovechó para preguntarle por aquellas versiones que habían causado euforia desde mediados de 2004, sobre supuestas inversiones chinas multimillonarias, capaces de dar vuelta la economía del país. El periodista le recordó al alto funcionario que aquí se había bautizado el asunto como “un cuento chino”. Qian sorprendió con su respuesta: “ Fue cuento chino como usted dice . Yo sugiero que en el futuro levanten el teléfono y llamen a la Embajada y así se evita el escándalo”. En rigor, la Embajada no se había interesado por desmentir esos rumores originados en los más encumbrados despachos de la Casa Rosada. Se hablaba de inversiones chinas por 20 mil millones de dólares , lo que sonaba a maná del cielo en una Argentina en proceso de recuperación de la gran crisis de 2001/2002. De un “secreto” que tenía guardado el presidente Néstor Kirchner, de un “anuncio de magnitud”. Los rumores empezaron a ser atenuados a medida que se acercaba la fecha de la visita del presidente Hu Jintao, el 16 de noviembre de 2004. Unos días antes, el propio Kirchner bajó expectativas y habló de “novela” en torno a las cifras que se manejaban. “Si un funcionario le miente a la gente se tendrá que ir”, disparó. El día de la visita de Hu se anunciaron gran cantidad de actas “de intención” con “empresas” chinas. El ministro Julio de Vido se mostró irritado ante los periodistas: “De mi Ministerio nunca salieron esas versiones”. En las negociaciones con China todos los anuncios parecen ser “a lo grande”. En la visita de Cristina Kirchner de 2010 anunciaron la compra de material ferroviario por US$ 7.500 millones. Y en 2011 el canciller Timerman viajó a Beijing y habló de bancos chinos que iban a financiar obras ferroviarias por US$ 10 mil millones. Incluyó además del Belgrano Cargas, el subte en Córdoba, la electrificación del ferrocarril Roca (vía Quilmes) y hasta un tren a Ezeiza.
Fuente : iECO
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