A un año de la inauguración de la nueva terminal de micros, se construye la estación de trenes. Estará terminada en 2012 y tendrá capacidad para operar treinta servicios diarios. Alberto Fogliani acaba de hacer el cambio de vías para que salga el tren que va a Miramar. Sentado en el borde del andén de la nueva estación de tren de Mar del Plata, disfruta un cigarrillo a la sombra de un alero tres veces más alto que el de la vieja estación, al otro lado de la vía. Lo acaban de terminar y cubre dos andenes grises, con vías y topes provisorios amarillos. Detrás, cientos de turistas bajan de los micros en la terminal inaugurada en marzo del año pasado, conectada por largos salones a la nueva de trenes, con capacidad para operar unos 30 servicios ferroviarios por día. “Nadie creía que iban a hacer una nueva estación, pensamos que iban a recauchutar la que está para que no parezca tan vieja al lado de la de micros”, admite el cambista, con 25 años de profesión. Enseguida señala las novedades: ya se hizo el galpón para las encomiendas y el nuevo taller. Frente a él está la única parte que quedará del edifico de la estación vieja, la oficina de Informes y 40 metros de aleros sostenidos por columnas de hierro. Esta oficina será parte del museo histórico, junto a un gran tanque amarillo de combustible y a una casilla de cemento y madera, donde funcionaba la cabina intermedia para trenes a Miramar. Así lo informa Daniel Delrío, superintendente de Ferrobaires, luego de despachar un tren. Ni él ni el cambista Fogliani ni los guardas hablan con nostalgia, están más bien emocionados con lo que se está construyendo desde hace un año, y si todo va bien, podría terminarse en febrero de 2012. “Era necesaria esta estación para poder operar más formaciones y se supone que va a ser así. Hoy viajar en El Marplatense, el superpullman, el mejor de todos los servicios de tren, sale más barato que el peor micro y se viaja realmente cómodo”, observa. Y sigue. La unión con la terminal de micros a través de un hall gigantesco, que ya tiene los esqueletos de las boleterías, hará más accesibles económicamente todos los destinos intermedios, como Santa Clara o los barrios del sur de la ciudad. No se ven operarios ni albañiles, aclara Delrío, porque tienen franco hasta el lunes. El andén de la vieja estación servirá para hacer maniobras y para que pase el servicio a Miramar y tendrá un alero nuevo, más alto aun que el de nueva estación. Los demás trenes podrán usar cuatro vías para llegar, a lo largo de los dos andenes nuevos. Uno conserva el pasaje subterráneo al viejo andén, “aunque no sé bien para qué nos puede servir”, admite el superintendente. El acceso de la avenida Luro, donde aún para la fila de taxis y hay algunos comercios, desaparecerá por completo. Una parte será un espacio verde; la otra, una playa de estacionamiento. “Vuelan todo”, dice Delrío. ¿Y ese vagón donde se hacen funciones de títeres? “Ese no, lo movemos más adelante para el lado de la avenida Jara”, dice. Cerca de esa calle está listo el galpón de alistamiento, donde se limpian y acondicionan los coches. Para guardarlos ya se empezó a construir nueva rampa, automática, al lado del nuevo taller. La entrada general es una plaza seca en la esquina de San Juan y Luro, del que parte una senda que cruza la vía y se bifurca en los halls de la terminal de micros, hacia el centro, y de la estación de trenes. La obra, financiada por el gobierno nacional, con un monto inicial de 24 millones de pesos (que ya fue superado), ocupa 73.730 metros cuadrados. El municipio costeará el soterrado de las vías en el paso a nivel sobre Jara y rediseñará el tendido de la red de agua y cloacas de la zona. Ya hay gestiones para conseguir ayuda financiera del gobierno bonaerense para la primera de estas obras, la más cara.
Fuente : Pagina 12
No hay comentarios:
Publicar un comentario