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lunes, 20 de septiembre de 2010

No perdamos el tren

Quiero poder volver a tomar el tren. Parece mucho pedir. Cuando el consorte mandante asumió la presidencia, en mayo de 2003, anunció que uno de sus objetivos sería revitalizar el sistema ferroviario, estructura que su ex amigo, o lo que sea, don Carlos Saúl, había desmantelado a comienzos de los noventa. Carlos Saúl respondía así a una idea imperial de un militar norteamericano que recomendaba que la Argentina fuera un país carretero, cosa que le aconsejaron a Arturo Frondizi, el primero en darles un hachazo a los rieles. Cuando el patagónico dijo que le daría nueva vida al riel (sin que eso signifique hacer un tren bala), prometí ante testigos que si hacía andar bien los trenes (la famosa promesa y logro de Benito Mussolini) yo lo votaría para siempre. Claro, fue otro imperialismo el que construyó los ferrocarriles en la Argentina, pero hicieron el país esos ingleses ferroviarios. Los terratenientes argentinos no pusieron un peso. Mi bisabuelo llegó en 1863 como dibujante para trazar las líneas de Chascomús a Dolores, luego también el sistema de ramales de Entre Ríos, y otros más, por lo que les tengo cierto cariño (a los trenes y a los ingleses). Hay que aceptar que el transporte ha cambiado. Sin embargo, los trenes sirven, mejor que los camiones, para transportes de gran caudal y para carga de larga distancia. También rinden más para el transporte pasajero urbano y suburbano. Pero ya no sirve tanto el tren para trasladar gente a grandes distancias, no es viable económicamente y no compite con los aéreos y todos esos buses que salen de la terminal Retiro. No hay duda que el ferrocarril puede ser usado como transporte económico y traslado de lujo. Mi deseo sería que la infraestructura ferroviaria se restableciera para que los habitantes de menores ingresos tuvieran formas de traslado –agregado al beneficio comercial de la carga a granel– y, en la otra punta, para restaurar esa idea romántica del viaje en tren de primera. Espero vivir para ver esa recuperación.

Fuente : Perfil

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