INVERSIONES
COSTOSAS Y COMPLICADAS. Sin embargo, estas inversiones a marcha forzada
no permitirán mejorar la calidad del servicio antes de las elecciones.
Aunque se repararon once formaciones (incluyendo sistemas de frenos y
puertas, más pintura exterior azul eléctrico), en el Sarmiento coexisten
trenes de doble piso y aire acondicionado en apariencia similares a los
del Primer Mundo (aunque están carrozados sobre los antiguos chasis y
boggies japoneses que circulan desde hace 50 años), con otros
destartalados que remiten a Bangladesh. De ahí que el Gobierno haya
anunciado en enero la incorporación de 225 nuevos coches eléctricos (25
formaciones) para reequipar la flota (sobre un total de 409, ya que el
resto se destinará a la línea Mitre) que, con suerte, comenzarán a
circular en marzo de 2014. "Ya comenzó la construcción de los nuevos
trenes para las líneas Sarmiento y Mitre", dice uno de los avisos
oficiales que se difunden en Fútbol para Todos. Lo que no dice es que
son construidos en China, aunque en su momento fue pública la compra
directa (sin licitación) a la empresa estatal CSR, a un costo total de
514 millones de dólares. Tampoco que antes de la tragedia de febrero de
2012 se haya priorizado el reequipamiento completo del ferrocarril San
Martín, que ya recibió 41 coches (sobre un total de 160), también
procedentes de China. Esta preferencia no es casual: el gobierno chino
es uno de los pocos que otorga crédito a largo plazo a la Argentina, a
diferencia de los europeos debido al virtual default con el Club de
París. Precisamente, la alta inversión y la financiación para reequipar
las líneas de trenes suburbanos es un problema aparte que excede la
abultada cifra de subsidios estatales. Más aún para los subtes que
dejaron de estar subsidiados, en medio de los cortocircuitos políticos
que obligan al gobierno porteño a colocar deuda en pesos ajustada al
dólar oficial. Esto se traduce en problemas presentes y futuros para los
pasajeros. Por caso, los 45 nuevos trenes chinos de la línea A no
alcanzan para mejorar las frecuencias, ni para habilitar las dos nuevas
estaciones terminadas en el barrio de Flores (a pocas cuadras de la casa
donde nació el papa Francisco) ya que, al aportar más caudal de
pasajeros, aumentarán el hacinamiento en horas pico. Una novedad aquí es
que Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) acaba de licitar la compra de
105 coches adicionales, a un costo de 130/140 millones de dólares. Otra,
que la única oferta fue de la trader china Citic, tras abstenerse otras
empresas extranjeras que suelen concursar. Entre ellas, la filial
brasileña de la francesa Alstom, pese a ser adjudicataria de 100 nuevos
coches (con opción a 120) para la precariamente equipada línea H, a un
costo de 150 millones de dólares. Según se comenta en el sector, la
razón de esta renuencia es que el Banco Central aún no autorizó incluir
la operación en el Convenio de Crédito Recíproco (CCR) con Brasil para
reducir el uso de dólares. Nadie sabe aún si los motivos son financieros
o políticos; pero en todo caso seguirán agregando demoras a la
extensión de esta línea transversal. También agregan incertidumbre a la
compra de 36 coches españoles usados para ampliar la flota de la línea B
y completar su demorada extensión hasta el corazón de Villa Urquiza.
Otro conflicto político rodea además a la licitación convocada por Sbase
para la reparación integral y mantenimiento de 240 coches de las
distintas líneas a un costo de unos 480 millones de pesos. Varios
representantes de empresas interesadas, que concurrieron a verificar el
estado de esas unidades, fueron hostigados al son de bombos y
redoblantes por metrodelegados, que se oponen a la tercerización de
trabajos y reclaman la estatización del servicio. De ahí que el reciente
cortocircuito -eléctrico- en la línea C generó sospechas cruzadas entre
todas las partes. No obstante, quizá lo más llamativo de esta
politización del transporte es que ni en la página web del MIT ni en los
"aportes de todos los argentinos" esté incluida Aerolíneas Argentinas,
cuyas pérdidas ascendieron en 2012 a casi 900 millones de dólares (una
cifra equivalente a los subsidios ferroviarios). Para Cristina Kirchner,
en cambio, el manejo de la deficitaria compañía aérea por funcionarios
de La Cámpora fue motivo de elogios cuando inauguró una nueva terminal
en Ezeiza..
FUente : La Nacion
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