El líder de los ferroviarios señaló a los grupos de izquierda que intentaron cortar las vías del Ferrocarril Roca y dijo que no dispararon armas de fuego. La CGT condenó los hechos y rechazó que la muerte de Ferreyra fuera producto de una interna. “Ante el intento de cortar las vías del Ferrocarril Roca, los trabajadores ferroviarios defendieron sus fuentes de trabajo.” Así, con un puñado de palabras, José Pedraza, titular de la Unión Ferroviaria, intentó justificar los incidentes que derivaron en el asesinato de Mariano Ferreyra. En un comunicado que difundió ayer por la tarde, el histórico dirigente gremial aceptó que un grupo de trabajadores de su sindicato se movilizaron para evitar que los manifestantes cortaran las vías, pero deslindó “toda responsabilidad en los disparos de armas de fuego que, lamentablemente, derivaron en la pérdida de vidas”. En su apoyo acudió Omar Maturano, de La Fraternidad (el Sindicato de Conductores de Trenes), quien negó que “los desgraciados actos de violencia homicida hayan sido protagonizados por trabajadores” y “menos aún por trabajadores ferroviarios”. Desde la CGT, en tanto, rechazaron que los episodios de ayer hayan tenido que ver con internas en la central obrera y pidieron “esclarecimiento y sanciones” a los responsables e investigar “la responsabilidad empresaria” detrás de la protesta que desembocó en el crimen. Poco después del incidente, Pedraza lo caracterizó como un encontronazo entre trabajadores ferroviarios con “un grupo de piqueteros identificados con el Partido Obrero, el Movimiento Socialista de los Trabajadores y el Movimiento Teresa Rodríguez”, entre los que “podría haber algún personal tercerizado de ferrocarriles”. Más tarde, a través de un comunicado, perfeccionó su versión: “Un grupo de personas pertenecientes a distintos partidos políticos intentó realizar un corte en las vías”, explicó, por lo que los “trabajadores ferroviarios en servicio intentaron impedir que se consumara” la medida, ya que “ante hechos similares los usuarios los atacan responsabilizándolos de los trastornos que sufren”, aunque negó que fuese su bando del que partieron los disparos. Pedraza manda sobre la Unión Ferroviaria desde hace un cuarto de siglo. Proveniente de un hogar humilde, hizo sus primeros pasos como militante sindical durante la dictadura, cuando ganó fama dentro del acotado grupo de gremialistas que ofreció resistencia (y hasta intentó llevar a cabo un paro general, en 1979) al gobierno de facto. Alcanzó la jefatura de su sindicato, en 1985, apoyó a Carlos Menem en la interna contra Antonio Cafiero tres años más tarde y, ya durante la década del 90, fue un testigo de privilegio del desmantelamiento de la red de trenes a lo largo y ancho del país. De esta época provienen las primeras denuncias en su contra: actualmente está siendo juzgado por una supuesta estafa millonaria contra los afiliados de la UF entre 1993 y 1998. Omar Maturano, líder de La Fraternidad, el Sindicato de Conductores de Trenes, salió rápidamente a cubrir a su aliado en lo que llamó “hechos de violencia enmascarados en un supuesto enfrentamiento entre trabajadores” y hasta se dio el gusto de citar a una no muy recordada frase de Juan Perón: “La violencia es el derecho de las bestias”. Maturano, en su comunicado, responsabilizó elípticamente por el asesinato de Ferreyra a “quienes, en permanente uso de la violencia sectaria y político-partidaria, intentan instalar en la Argentina un clima de violencia e irresponsabilidad que ocasiona hechos luctuosos que sólo perjudican a los trabajadores y los sectores populares”. Si bien algunos sectores intentaron enmarcar los sucesos de ayer en una interna de la CGT (Pedraza reviste en el grupo de Los Gordos, que quieren disputarle a Hugo Moyano el poder de la central), el dirigente de Canillitas, Omar Plaini, le aseguró a Página/12 que “esto es un conflicto dentro de la organización sindical de los ferroviarios”. Para el diputado, que se hizo eco del comunicado que difundió Moyano (ver aparte), “el único planteo es reclamar que la Justicia actúe inmediatamente y se encuentre a los culpables” del asesinato. Pero además, sostuvo, “no hay ningún reclamo de los trabajadores que no sea justo, por lo que también es necesario esclarecer qué responsabilidad empresaria hubo, quién cesanteó a los trabajadores, y establecer las sanciones correspondientes”.
Fuente : Pagina 12
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