¿Quién defiende los intereses de Romero?

Es indudable que la localidad de Melchor Romero viene padeciendo desde hace años un llamativo y lamentable retraso en su crecimiento urbanístico, siendo motivo de ello, según mi entender, la falta de planificación, la falta de capacidad de gestión, y sobre todo, la falta de reales representantes políticos que a la hora de defender los intereses de la localidad, lo hagan privilegiando solamente el bien común y sin caer en sectarismos, obsecuencias o conveniencias personales. Quizás tal apreciación se verá antipática a los ojos de aquellos que en los estamentos políticos del centro de la ciudad, pregonan y se acreditan una representación política barrial, que la realidad cotidiana demuestra hoy que es inexistente. Muestra de ello, son las múltiples carencias que padece la localidad, hecho que deja en evidencia la ineficacia e inoperancia manifestada en los últimos años por estos autodefinidos representantes. Para certificar lo dicho puede señalarse, por ejemplo, la falta en el barrio de un cuerpo de bomberos, como en Abasto, Olmos o San Carlos. La falta de mantenimiento de muchas calles asfaltadas, con un alto grado de deterioro; la falta también de un sistema de desagües acorde con las necesidades de la localidad a fin de evitar que diferentes sectores se sigan inundando como sucede actualmente. También la peligrosa y perjudicial contaminación que experimentan los arroyos “El Gato” y “Rodríguez”, donde distintas empresas depositan sus desperdicios sin que exista ningún tipo de control al respecto. O el llamativo y lamentable abandono que padece el camino central de “Colonia Urquiza” siendo este uno de los corredores hortícolas más importantes de la ciudad de La Plata; se encuentra hoy con múltiples pozos, sin banquinas de seguridad, y sin iluminación en muchos sectores de su recorrido. Otro hecho insólito es la completa desaparición de la Estación de Trenes de Melchor Romero, edificación única e histórica, a diferencia de otros barrios en donde, por iniciativa política esos edificios fueron preservados con orgullo y sentido común. Puede acotarse además, la falta de un sistema de seguridad que permita a los comerciantes y vecinos en general, vivir y desarrollarse sin temor a ser robados en cualquier momento; la falta también de una efectiva asistencia social desarrollada en forma honesta y concreta en beneficio de las cientos de familias carentes afincadas en la localidad. Y así, se podría seguir señalando las faltas hasta que se termine el papel y la tinta de la lapicera. Dada esta realidad, es indiscutible que la localidad de Melchor Romero padece un real retraso en su crecimiento social y urbanístico. Mientras esto sucede, me pregunto: ¿dónde están aquellos que dicen ser representantes políticos del barrio?