Aunque la recesión, la desaceleración de la inflación y los menores precios internacionales ralentizaron la dinámica de los subsidios en 2009, que mostraron la menor suba de los últimos años y una caída en relación al PBI, los subsidios son una herencia de los Kirchner cada vez más costosa para los contribuyentes.
El gasto en subsidios alcanzó $ 35.000 millones (+5,2% i.a.) en 2009, aunque si se le computan el 1,7 millón de m3 destinados a las empresas de transporte, el monto se ubicaría en $ 37.000 millones. La mayor parte del freno se concentró en los subsidios destinados a mantener congeladas las tarifas y contener los precios de alimentos, que cayeron 8% i.a. La caída fue compensada por las mayores erogaciones para Aerolíneas Argentinas ($ 2.300 millones). Los subsidios destinados al sector energético siguen siendo los más onerosos pese a que en 2009 cayeron 3,9% i.a. Las transferencias a la ONCCA, por su parte, registraron una caída mucho mayor (-38,7% i.a.) en un contexto de desaceleración de la inflación en alimentos y restricciones de caja del Tesoro. Los subsidios a sectores económicos ascendieron a $ 35.000 millones en 2009 creciendo 5,2% en relación a 2008.
Si además se computan el 1,7 millón de m3 que las empresas de transporte recibieron a precio diferencial, el monto totalizaría cerca de $ 37.000 millones (+6,5% i.a.), en línea con nuestras proyecciones. El gasto en subsidios no sólo exhibió el crecimiento más bajo de los últimos años -desacelerándose fuertemente en relación al promedio exhibido entre 2006 y 2008 (+78%)- sino que también presentó una caída marginal en términos del PBI (de 3,2% en 2008 a 3,1% en 2009). El menor ritmo que mostraron los subsidios en 2009 obedeció a la reversión de los principales drivers que los impulsaron en los años precedentes. En particular, jugaron a favor la recesión económica, la desaceleración de la inflación, el menor dinamismo del incremento salarial y la caída de precios internacionales. De hecho los subsidios destinados al sostenimiento de tarifas de luz, gas y transporte y a la contención del precio de los alimentos (80% del total) fueron los más afectados por la coyuntura del año pasado: cayeron 8% i.a.. Dentro de estos se encuentran los destinados al sector energético, al sector agroalimentario y las compensaciones al transporte automotor y ferroviario.
Los subsidios destinados a sostener las tarifas de la energía ($ 15.972 millones) cayeron 3,9% en relación a 2008. Esta caída contrasta fuertemente con el crecimiento de 85% anual registrado entre 2006 y 2008, pero es exigua teniendo en cuenta que la demanda eléctrica cayó 1,3% i.a. y los precios internacionales de los combustibles fueron menores. De todas formas, y pese a la caída, estos subsidios siguen siendo los más onerosos, pues representan la mitad del total. Por esta razón el gobierno decidió avanzar sobre estos en 2009 mediante una fuerte suba de tarifas. La resistencia a los aumentos por parte de los consumidores mostró cuan difícil será desarticular ordenadamente el actual esquema. Por su parte, las transferencias de la ONCCA (subsidios al sector agroalimentario) mostraron el año pasado una caída aún mayor (-38,7% i.a. o interanual). Si bien la inflación en alimentos se desaceleró fuertemente en los primeros nueve meses de 2009, esta merma se explica también por las restricciones de caja sufridas por el Tesoro. Los subsidios al transporte destinados al sostenimiento de tarifas ($ 9.290 millones) cayeron 1,3% aunque en gran medida esto obedece a las menores compensaciones en efectivo para el subsidio al gasoil registradas al cierre de 2009. Dentro de este rubro, las transferencias al transporte automotor (colectivos) y ferroviario mostraron una suba conjunta de 15% i.a., pese al incremento de tarifas dispuesto en enero del año pasado. Considerando la totalidad de los subsidios al sector transporte, puede verse que los mismos mostraron un alza de 24% en relación a 2008. El principal motor de esta suba –teniendo en cuenta que los destinados a sostener tarifas cayeron- es el déficit de Aerolíneas Argentinas, que requirió aportes por $ 2.300 millones. Si bien esta cifra se duplicó en relación al año anterior, cabe recordar que el Tesoro comenzó a realizar transferencias a esta empresa en el tercer trimestre de 2008. En definitiva, y pese a la desaceleración registrada, la dinámica que mostraron los subsidios en 2009 permite reafirmar que constituyen una carga estructural y que en la medida que no comiencen a implementarse soluciones consistentes la desarticulación será cada vez más costosa. Una costosa herencia. El presupuesto para el año 2010 contempla subsidios por $ 32.132 millones (2,3% del PBI). Sin embargo, el gasto presupuestado es poco realista y será seguramente mayor. De todas formas, y dadas las restricciones operativas de caja que enfrenta el sector público, tampoco crecerán al ritmo exhibido en 2006-2008.
Analizando la dinámica de los subsidios en los últimos años, el escenario proyectado para 2010 muestra que, a diferencia de 2009, volverán a superar largamente los presupuestados. Cabe recordar que entre 2006 y 2008 el gasto en subsidios ejecutado más que duplicó al presupuestado inicialmente. En 2009 fueron prácticamente equivalentes básicamente por el impacto de la reversión de los drivers. Este año, dentro de los factores que impulsarán al alza en el gasto en subsidios se destaca la inflación de costos. El actual contexto de aceleración en la suba de precios no sólo acentúa la distorsión existente entre las tarifas congeladas y el resto de los precios (haciendo necesarios más subsidios para mantenerlas quietas) sino que también presiona al alza las demandas salariales, incrementando los costos de las empresas que proveen los servicios en cuestión. Un ejemplo de esto último son las empresas que gestionan los ferrocarriles. Según sus balances, sus ingresos operativos no alcanzan a cubrir la mitad del gasto en remuneraciones. En 2009, las transferencias a estas empresas ascendieron a $ 3.093 millones, 10% más que en 2008. De hecho, a principios de 2009 se dispusieron incrementos de tarifas de transporte –igual que a principios de 2008-, ayudaron a contener el gasto en subsidios y a que no aumente la distorsión de precios relativos de los servicios públicos.
Este año, con la inflación acelerándose y elevadas demandas salariales, todavía no se dispusieron aumentos, lo que refuerza la presión sobre el gasto en compensaciones. Además, la acentuada inflación en alimentos registrada entre diciembre y febrero (+11,7%), especialmente en carnes, requerirá de mayores transferencias de la ONCCA para contener en parte las subas. Por esta razón, el monto presupuestado para este fin ($ 2.702 millones) luce acotado. Pero no sólo la inflación presionará al alza los subsidios: por la recuperación económica y la suba de los precios internacionales de bienes energéticos también se requerirán mayores compensaciones para evitar ajustes drásticos en las boletas de luz y gas. Es por esta razón que el foco estará puesto en los abultados subsidios energéticos. En 2010 la demanda de energía eléctrica repuntará, la declinante producción local de gas no acompañará y se necesitarán insumos importados para satisfacer la generación. Por caso, Enarsa deberá comprar más Gas Natural Licuado para regasificar –y a un mayor precio- lo que demandará más presupuesto que el año pasado. Cabe destacar que esta empresa recibió $ 2.740 millones en 2009 y para este año sólo se contemplan transferencias por $ 2.450 millones.
Además, la suba que podría registrar el combustible aeronáutico –sin olvidar tampoco los incrementos de salarios- demandará mayores fondos para Aerolíneas Argentinas. El actual presupuesto estipula sólo $ 1.770 millones para esta empresa en 2010, 23% menos que en 2009. Este contexto coloca al Ejecutivo Nacional –con caja más escasa- en un dilema complicado, ya que tiene que optar entre subir las tarifas (y acentuar la inflación) o dar curso a fuertes subas en el gasto en compensaciones que dificulte aún más la delicada situación fiscal. Dados los drivers y el principal limitante (caja), estimamos que los subsidios se mantendrán en torno de los niveles de 2008 en términos del PBI; esto es más de $ 45.000 millones. Este monto –más de una vez y media el monto del Fondo del Bicentenario- incluso podría representar el piso de "demandas" de subsidios que existirán este año. El equilibrio es delicado pues una drástica desarticulación de este esquema trae más costos que beneficios en el corto plazo. Sin embargo, y teniendo en cuenta los recientes anuncios sobre subsidios a textiles, la tendencia muestra que lejos de comenzar a tratar el problema, se está profundizando. En definitiva, resulta claro que nunca es un buen momento para comenzar a corregir este problema dado los costos asociados. Sin embargo, profundizar indefinidamente este camino no elimina estos costos sino que, por el contrario, los pospone generando una herencia cada vez más costosa.
Fuente: Urgente 24
No hay comentarios:
Publicar un comentario